Éluard hizo aparecer, impresos 200 ejemplares, su primera obra El Deber y La Zozobra. Estos poemas escritos en el frente testimonian que la constancia de su tono es idéntica a la de sus preocupaciones. La expresión franca y directa de las sensaciones, más que de los sentimientos, otorga a estos poemas una resonancia que repercute con amplitud renovada, hasta en sus últimas obras.
La poesía de Éluard es una voz por sí misma, reconocible entre todas.
Los que le conocieron muy joven saben que, desde sus inicios hasta el final, se encuentra la misma tonalidad en el discurso de su poesía y es la que enlaza, como un invisible hilo conductor, los diversos períodos de su obra que aparecen dotados de una indiscutible unidad.
Su concisa concepción de la imagen que ya no es una yuxtaposición, sino un movimiento, tiene su origen en la predilección de Éluard por el proverbio y las locuciones populares. ¿No había escrito Baudelaire en sus Cohetes, esta memorable frase : “Inmensa profundidad del pensamiento en la elocución vulgar, agujeros excavados por generaciones de hormigas”?
Tristan Tzara
EL DEBER Y LA ZOZOBRA
FIEL
Viviendo en un pueblo tranquilo /Donde comienza el penoso y largo camino Por un lugar de sangre y lágrimas Somos puros.
Las noches son cálidas y serenas/ Y conservamos para los enamorados /Esta preciosa fidelidad /Entre todas : la esperanza de vivir.
SUPLICIO
Todos aquellos que se calentaban /Con un buen fuego en invierno /Encuentran el asunto amargo : /Les destituyeron.
Se hinchaban alma y cuerpo/ Por calores extremos,/ Solo se quedaban fuera/ Para demostrar su vida hueca.
Tienen los pies helados /Tienen los ojos helados /Y sueñan sollozos/ Por el ardor apesadumbrado/ Que encuba una bandada de pájaros/ Aun apenas emplumados.
I I
¡Y que me queme el fuego!/ Está siempre tan lejos/ Que el más corto camino/ Me muestra muy memo/ Ante los ilusos del camino.
Desvelas el asunto vil : /Todas las manos están frías/ Y por la noche nos hacen daño/ Porque se cava la tierra/ Con una urgencia vil /¡Por la noche y con tanto daño!
¡Oh! Toda esta vida,/ Muy próximo a mí, el fuego que arde … /¿Hablas? ¿Seré ridículo?/ ¡Oh! Todos vosotros, extasiados, audaces/ Os lo aseguro : ¡ Nuestra vida arde!
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No todos los días es domingo/ Ni gran alegría ../ Es preciso marchar./ El miedo a no regresar/ Hace que no cambie su destino.
Sé lo que el vio/ Con sus hijos de la mano, /Alegres y tan orgullosos de este botín,/ En las casas y en las calles.
Vio el lugar donde reside su felicidad,/ Unas blusas floridas con anillos y curvas, /Su mujer con ojos divertidos y excitantes/ Como un escalofrío de aire tras los calores,/ Y todo su amor dueño de la sangre.
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Se marchó más temprano Está bien nuestra bondad y nuestra pobreza
Contentos por haber encontrado entre el viento y la lluvia/ Una casa acogedora donde beber y reposar /Mis apasionados compañeros sacudieron su capote/ Y para soñar aquí, más tarde, esta felicidad /Que les va a alcanzar para siempre, gritan muy alto.
Sus aspavientos atemorizan al helador frío de afuera.
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Preocupándome ante un cielo arrasado /Por la lluvia que va a mojarnos/ Voy pensando en la enorme felicidad/ Que si quisiéramos nos invadiría.
El deber y la zozobra/ Comparten mi penosa vida ./ (Y me produce gran dolor / confesároslo.)
Ésto huele el verdor a pleno pulmón, /En pleno cielo, en pleno cielo, el vuelo de las golondrinas / Nos divierte y nos hace soñar … /Sueño con una serena esperanza.
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Todo es diferente como lo que deja ver la noche : /Rostros de gentes y promesas de gloria.
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no puedo hacer nada, no puedo ver nada
Cuando somos viejos, ya no hace falta salir. /Hay que quedarse en la habitación al fuego, /Con vestidos cálidos y el día atemperado/ Cada tarde por la noche y la luz de las lámparas.
Cuando somos viejos, ya no hace falta leer. /Las palabras son malas y para otras vidas./ Hay que quedarse, los ojos perdidos, el aire resignado/ En un rincón, sin moverse.
Cuando somos viejos, ya no hace falta hablar,/ Ya no hace falta dormir …. /Hay que acordarse/ Que los demás piensan sin cesar “Cuando se ha visto todo, somos miserables;/ ¡Y cuando somos viejos es que se ha visto todo!”
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Y pasa y rabia, con orgullo,/ Una vieja, tan madre
/Que todo consoló, /Todo controló, voló.De sus difuntos ojos /Como un perfume horroroso.
Y pasa y rabia, con orgullo, Una vieja, una madre /Que consuela con esmero Y que ve todo de lejos.
Y pasa y rabia, con orgullo Cada pobre madre.
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Estos dos de allí están tumbados de costado, /El uno en un sentido, el otro del otro lado.
No hay canción : no hay cantantes. /¡Duermen bien y bien les hace!/ Los vela su mamá , las miradas Llenas de su desgracia que ella guarda
Preciosamente, porque los niños/ No precisan ser tan mayores
Como sus antecesores.
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Las chicas locas, las chicas locas, ¡ohé! ¡ohé!/ Por aquí pasan cada lunes.
Por aquí pasan cada lunes/ Para ver el gran trabajo hacer. /¡Ohé! ¡Ohé!
La arena de nervios gastados /Bajo ellas no cruje,
Porque no son ellas las que seducen./ Su paso es lento y relajado.
¡Están locas! ¡ohé! ¡ohé! /Pero observan muy bien
El gran trabajo por hacer.