TZARA – SIN DISPARAR UN TIRO

 

En esta plaquette, escrita en Septiemdre de 1947 y publicada dos años después con aguafuertes de Suzanne Roger, Tzara deja el yo como sujeto lírico y nos cuenta una historia de amor vista por los interesados. Llega al paroxismo en el empleo de proverbios y frases hechas, como reservorio del acervo popular. Fue este tema ampliamente desarrollado en sus  ensayos sobre poesía y más concretamente en el titulado «Gestos, puntuación y lenguaje poético», así mismo y dado su carácter dramatizable fue difundido por la radio el 25 de Enero de 1950…CONTINUARÁ….

 

SIN DISPARAR UN TIRO

 

no disparen sobre el pianista

yo hice lo que pude

dejadme expresar también las vasta pradera de mis días de uva

y el vino condenado por años como éste

rebaños de hombres de zinc ensartados en una misma fe

en idiomas que cuelgan ante la cercanía del miedo

ante el mar de desastres

mediodía revienta dentro de la oscuridad de su poder

y la risa absurda aparenta la alegría de los regresos

en agua violenta creí ver mi desahogo

aunque al caer la noche dueña inviolable

que con toda sangre cosiste un vestido de visiones

seguí tus motivos da igual una delicada carabela

llevó en mí el anuncio de un diamante futuro

a la altura de la certeza

en la lealtad de vivir

un océano de sal bulle en mi puerta

el amante encerrado demasiados días atrapados

pisoteado humillados tormentas de hierro oscuro

entre lluvias de insectos suena una única hora

en un pecho roto con pan de flor fina

cual fiesta se apodera en esta vasto mundo

pecho roto en el costado muerto del maíz

para que el silencio incendie el sueño de un hombre

la dura sequía de mostrarse ausente

dejen las hierbas devastadas madurar en sus ventanas

no oísteis acaso por la noche gritar más bajo

alto alto nadie pasará

sombras a cuatro patas

bajo sus pesadas huellas fijas en el muro de ceniza

crucificaron la noche

sin cuerpo ni estrellas sin voz ni salida

a la deriva

un pez de niebla atravesado de lado a lado

deshace el bosque donde se estrechan nuestras manos

hablo

huyo de lo que canto

apago el fuego

que detenía mi vista que oscurecía mi habitación

vivos abrazos en las primeras horas

fuisteis luminosos

estancias oscuras al borde de inconfesables lloros

una infancia en el río

una cabra ramoneando pedazos de sol

un agua fluye a su dolor

por no saberse

ni encontrada ni perdida

y siempre discurriendo de un futuro incomparable

de las jarras de arcilla a la aurora saliente

desde los dedos infantiles hasta los confines del sol

en el agua cogida por la cintura escurridiza

el cielo lanzó sus primeras ojeadas

nosotros nos entendimos

un toro vende su piel

en alguna España

Anaïne e Intrisaire

cambian la miel de sus dedos

por un anillo de sauco

también ellos se oyen

a través del alcohol que respiran los bueyes

llamar a la concordia de la margarita

acumulan minutos de guijarros

equivalentes a los años de dolor

una flauta de perlas de joyas antiguas

rebosa de agua memorable

una pastora una habitación

un niño en la mesa

es temporada del diablo acabadas las vacaciones

Anaïne e Intrisaire

pusieron en común sus risas

y se arruinan con el juego de la semana

el agua fluye aún sobre sus guijarros memorables

cava el sol, en lo más profundo de su ruido

en la pista sin embargo intacta

el tiempo en su sitio

y más allá unas golondrinas

acabó la hoja por creerse este mundo

Anaïne e Intrisaire

árboles serpientes fuertes y suaves

van a las pastoras vestidas de vergeles

en el camino de arrastre a las nubes

llamaríamolas cornemusas de silbidos

les falta el aliento están al día

se llaman en la playa bañadores secándose

olas cristalizadas azúcar para el perro

y el perro de mar la caseta del pescador

todo unos bártulos de baños de mar

bocinas y bujías distancias en acordeón

comprimidas armónicas televisión chupetes champiñones

melas de nylon tendidas esculturales bajo un sol de fresa

y la brasa de todos estos corazones desparramados

en la arena de sus cuerpos

las tiendas desdeñando la concurencia

unos abetos con galones unos arbustos con caramillos

un toro vende su piel

en alguna España

como espejo de doble cara

Anaïne e Intrisaire

en un único impulso biplaza

abandonan la tierra

oh maravillas

en secreto bajo el ala cansada

más allá del mar de hielo

donde se derriten las estrellas

el dúo de su silencio

profundidad con dos espacios

resbala en la noche desplegada

como sueños paralelos

iban a calentar sus orejas

Anaïne e Intrisaire

caracoles de caminos ingenuos

en el corazón de fieltro de su recuerdo

no disparen sobre el pianista

todavía no ha dicho todo lo que piensa

si existe pensar bajo la axila del castaño

abejorros y ceños fruncidos de tabernáculos

torbellinos sin causa decisiones de pacotilla

plumones de escarolas y grillos a piñón sobre la calle

toda una multitud de coches con escabeles

con sollozos de bebés

me refiero a mirlos

oigo la chiquillería

una muchedumbre de algarabía de chucherías

gran raspador de colores en las piernas

ahora sale la señora con la cesta bajo el brazo

ahora de cinco a siete cambia pie a tierra

el mercado se consume a vista del ojo y de tierra

y el luto que lleva la señora mariscala

no mantiene caliente a nadie

en este mundo allí

donde abundan los saltamontes

cochecitos de niño plegados bajo el brazo

lluvias caprichosas

en la nariz de las abejas

en los pozos de las flores con lámparas de neón

sillita por aquí por allá muebles prestados

tibios petirrojos

señoritas cubiertas por leguas de adivinanzas

como sombra acumulada en los antros de hayas

donde habas y calabacines juegan al viento en la mesa

y la rayuela consigue su pleno

al sonido de una tapioca salvaje

mil vasos pequeños de manzanilla

en la tuya en la mía

en la vida de castillo

un toro vende su piel

en alguna España

Anaïne e Intrisaire

pasan del bosque a la vida

siempre están acurrucados en la frágil hierba

en el corazón de fieltro del recuerdo

porqué os prometéis naranjas

cuando se vestirán con la navidad

aún no es tema de ello

mientras el otoño se esfuerza sobre las vides

peina el oro del afrecho

bajo la fina melena de las lluvias cortas

aún está allí el pan

cuando el sol cubre las amplias montañas

la mujer tendida

detrás del horizonte

es la sangre es el fuego

una cascada de acuario

con fragmentos de cristales voladores

una rueda de placeres una locura de panadería

unos corazones atravesados a puñaladas

una gota en el vacío brillante velódromo

detrás del horizonte

Anaïne e Intrisaire

no hablan de amor de tristeza

su memoria está confundida

sin palabras sin historia

como ante de una sola pantalla

que les incluye durante la noche

que se lo digan

el que entra en el precio de la siembra

el que deja el mundo le pesa

el que llora ve vivir su corazón

pero solo cosecha polvo

viento viento sobre el Sahara de los huesos

donde las alegrías son olvidos perdidos

los de todos y de nadie

cogieron la llave de los campos

solo la de la puerta nueva

donde el viudo y la mentira

se reparten el oro del heno

las promesas en el establo

los juramentos publicados

y los locos en sus palacios

encended vuestra paciencia

las joyas acuden en socorro

de los amantes el jardín pletórico

finos detectives de padres pesados

oponiéndose a sus hijos

diablo que a esto no llega

detective carrera a pie hispano recepción

baile popular de los vaqueros picoteando alondras

como boca abierta se extiende la vida

esquimales caramelos blandos golpe de timón

el empuje a cámara lenta de la flor para hacer cosquillas

agujero de suela con fideos,

polvos de charlatán

y el pianista acaso dispara sobre el pianista

rugido del león de la metro

los sombreros tienen prohibido los monólogos interiores

tragedias de fábricas de gas starlettes marchas militares

toda la gama el alma llena

y la vida es siempre bella

gorjeo de hombros frescos

no hace ni frío ni calor

un poco loca la noche cae,

no ha salido ningún arma

pero los elefantes asiáticos

vienen a morir al pie del trono

y el pianista y el pianista

y vidrios rotos sin percatarse

la miseria por sorpresa

da para pensar acerca

de los chinos hirviendo

se dice así

Anaïne e Intrisaire

qué hicisteis de vuestros amores

qué hicisteis

en algún lugar de España

un toro vende divertidamente su piel

para bien

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