BUENA HORA TRISTAN TZARA

TRISTAN TZARA

BUENA HORA

(1.955)

Texto acabado en 1949 y publicado por primera vez con el título de «Esto solo es el comienzo» en la Revista Tiempo de poesía . Este poema contemporáneo en su elaboración del libro Memoria humana plasma la vergúenza ante el mundo que nos rodea pero con una profunda fe en el porvenir del hombre, típica de Tzara que mantiene su conciso estilo y las brillantez de las imágenes.

I

te asomas en el pozo abierto en lo profundo de tu pecho

en el centro del remolinode la respiración girando alrededor de tu mirada

el sueño te atrapa en las entrañas de su remordimiento

cada noche una puerta de perros muestra dientes amrillos de miedo

entre los idiomas incomprendidos

una muerte fugaz que roza

cállate angustia al borde del pacífico mudo
que las innumerables voces tejen de nuevo el mar de precipicios
el parto de un mundo vigoroso llevado a la cima de la inocencia
cada noche por nuevos caminos

recuerdo mil brillos pasaron por mis manos.
cultivé una ceniza opaca con frutos pesados
para que la frente bañada en la luz de los pájaros
mediante la frescura del cielo alcanza la serenidad ártica
las palabras cargadas de jardines
la sustancia de su certeza.

recuerdo ventanas de oro abiertas al árbol amigo
en la habitación con párpados de cristal
cada hora llenaba su juego profundo
mañanas mañanas de estas miradas
el camino por un sol de pared cruel de tanto blanco

cómo sangraban la luz los cuchillos
los ojos fijos en el presente ya no necesitaban ver
nuestros desnudos interiores rescindían de palabras potentes
ligeros ligeros en llamas recientes
los deseos en el centro de la transparencia
todo el fuego del futuro ofrecido en cada cara risueña

supe reír con mil imágenes en cabeza
de palacios o arroyos
coronar inmensas cúpulas el sueño maduro
las infancias atravesada por rebaños de animales salvajes
con perspectivas volcadas en un espacio de frascos
la materia nevada con retraso
por qué te amé tanto mi juventud mi razón
mi amor frente al sol mi pensamiento mi miedo mi alegría
fui atrapado por tu caminar
entre las ramas en la hiedra
el pelo lleno de noche
goteando de tu silencio

se gastaron mis instantes en la huella de tus pasos
y tu sombra sobre la mía descansaba lentamente
de los copos de días felices
cristales de domingos blancos
ocultando sus risas en las comisuras de los manantiales
uno a uno llegaban a derretirse
en la palma de las existencias

tiempos pasados cruzados
donde la sangre fue humillada por vivir tanto apartada del mundo
ya no sabemos contarlos
se llevaron las orillas
sin saber a dónde va el río
sin brújula
las manos vacías bajo los puentes

y los ojos siempre llenos de promesas de victoria
a altas horas de la noche recuerdo
que vimos despuntar en las cumbres la ardiente floración
profundidad de una edad madura

II

frutas arruinadas
muros destrozados
nieve muerta
horas manchadas
pasos cerrados con candado
rompieron las calles
la vergüenza de vivir
inunda mi mirada

hogares apagados
risa desdentada
sitios aplastados
vejez hostigada
perfilada en el fogón
toda la miseria
por caminar encima
caballos destripados
en la arena de las cabezas
postigos robados
hogares abiertos
niños fuera
palabras de paja
como única verdad
colchón vacío
para no dormir
ni reír ni soñar
frio en las entrañas
hierro en la nieve
ardiendo en la garganta
qué hiciciste qué hiciste
con cálidas manos de ternura
has perdido el cielo
en la cabeza por el mundo
en la piedra en el viento
la amistad y la sonrisa
como perros abandonados
como perros

III
manzanas ya está el invierno
cubríos con blanco sueño
encended mil velas
en los cascabeles de las palabras

y de rama en rama la estrella
descifrando los nombres surgidos
bajo el espejo del armario
a cada cosa presta su sitior
el grosor de la conciencia

aún una oportunidad de claridad
a través de los aullidos
un calor dado para creer
en la manzana y la estrella
para la coronación pura
de nuestras canciones de árbol

habla el invierno
habla habla sin saber
enterrando el olvido
en la sordera de las calles

el ojo agita el juego de las nieves
nos cubre de insolencia
y secreta la llamada de una mujer
llega al final del recuerdo

no busquemos más mi huella
bajo el dolor de los márgenes
graneros de enamorados
lamparas muertas saqueadas

el silencio inencontrable
separado en el alambre de los faros
hierro salvaje oh carbón oh voces
es la época
de las promesas y nacimientos
al acecho de los maduros combates

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