
PRESENTACION
Largo poema compuesto durante los años 1937 y 1942 en tres etapas diferentes que se reflejan en cada una de las tres partes en que está dividido. La primera influida por los acontecimientos de la guerra civil española, la segunda escrita ya en el Sur pocos días después de la declaración de guerra contra Alemania y la última redactada en Souillac donde Tzara se refugió durante la invasión alemana y formó parte de la Resistencia. A pesar de ello el poema tiene una indiscutible unidad. El poeta discreto y secreto abre su alma y muestra los sentimientos de horror que le producen los terribles y luctuosos sucesos. En este texto aparecen citados lugares geográficos Coilloure, Vlatav, Hardchin, Aravis….refrendando cierto carácter autobiográfico.
Tzara fue entrevistado durante las jornadas del Comité Nacional de Escritores por Yves Benot y según demuestra ese testimonio, mientras escribía este poema, tenía también entre manos los dos poemarios siguientesA Haute flamme y Mémoire d’homme. Es este un ciclo donde abundan pues los hechos históricos, las terribles aventuras de la época, se identifica plenamente con la causa de la República española y reniega del imperialismo soviético en Checoslovaquia, que pasó de la dictadura nazi a la comunista, cita las ciudades de Vltava y Hardchin, pero tal y como es una constante en él, siempre reivindicará la esperanza en la solidaridad humana y el triunfo del amor.
La obra apareció, editada por Seghers, en 1953 llevando en la portada una litografía de Fernand Léger, como era costumbre en Tzara cuyas primeroas ediciones fueron siempre acompañadas por obras de los pintores más importantes de la época, el elenco es absolutamente asombroso.

LA CARA INTERNA ( PRIMERA PARTE)
I
en la raíz de la ciudad en medio de la longevidad de piedra
vi a la melancolía tejiendo la piedra
alrededor de los nidos de luces salvajes
los labios del miedo mezclados con el sueño del centeno
amor dentro de tu bosque amor en tus senderos
caída de una golondrina juventud de arcilla
recoges los trozos finos fragmentos de arbusto
noche tras noche oscurecen las hojas
qué fue de nosotros hombres con recuerdos del cristal
caídos de los relojes como puñaladas
pulidos bajo las nubes durante mediodías con cabeza de espinas
a penas aflorando nuestras palabras que resbalan por el talud
tú nos mantienes equidistantes entre el dulzor de vivir y la angustia
de perder en la arena los días y los jardines
puse en el agua durante la noche la amarga sensación del trébol
debajo del ala del pájaro plegable acabada la talla
las gaviotas rozaron las carrascas de mis años febriles
qué queda de amor de los días con ceniza en la boca
dan vueltas sin poder alcanzar el puerto de atraque
las cuerdas de la luz se pudrieron esperando
me acuerdo era el fuego de madera seca
en la habitación prestada de otros recuerdos
y la amistad conservaba aún su manera de ser
desfigurada que vive entre las cañas de la palabra traicionada
me acuerdo en la cripta en las temporadas de Melusinas
el pasado se disuelve más rápido que el negro lazo del odio
hasta en los ganchos donde se estiba la decepción de la leyenda
la mano tendida en vano muerta por haber roto los puentes
no me quejo, no juzgo
todo está ahí basado en la infancia
viajero apresurado viajero de humo
deja caer el descanso estrellado por unas pocas monedas
tu puedes estirar la mano amarga en los caminos
los pájaros abandonaron su inocencia
todo está ahí basado en la infancia coronada
la sorpresa en cada curva
el amanecer pasa la amistad pasa como el amanecer
sobre la soledad de la isla fundada en mí mismo existe el amor
solo en el fuego de la soledad perceptible a solas
hablando a lo desconocido por la voz de los espejos
que cada uno se reconozca allí y nadie se encuentre
como el humo sutil de los valles tu recorres el campo
cubriendo con una realidad atroz el guijarro del año
que yo planté en medio del país cargado de espuma
demasiada muerte acumulada sobre la ruta de nuestras paciencias
a nuestro alrededor depositabas tus huevos secretos
desesperación o embeleso qué importa deseo satisfecho
querían acaso vivir aquellos que la muerte arrojó desnudos
en montones desollados entre las peladuras del espacio
ella me abandonó fuera de su círculo estrecho
todas las razones de hundirme en el acero de su costado
estaban cerca de mi como caza atrapada por la luna
a fuerza de apretar de estrujar de desgastar
la vida me pareció radiante
el amigo murió
la casa abandonada
quién canta bajo los ladrillos apilados donde un corazón en ascuas
vive de piedra en piedra
allí ya no sopla el viento
una mujer me habló tierna y violenta
la vida vino a pasar de nuevo ante mis labios
con su sabor a pureza con el olvido del tiempo
entonces el fuego se marchó entre los hombres
España madre de todos aquellos a quienes la tierra no dejó de morder
desde que en la muerte averiguaron la crueldad de vivir
el poder del sol en las vigas de viejos panes
ya no queda risa que no se haya licuado en sangre
las campanas callaron con los ojos abiertos de par en par
muñecas terroríficas llevan a los niños a la cama
el hombre se despojó de la miseria de las palabras
los campos muestran sus colmillos las casas apagadas
permanecen en pie mortajas secándose al sol
desapareced imágenes de piedad bajo los dientes desnudos
las bestias hacen sonar la calderilla de los traidores
cuando la zarza espantosa del sable entra en la ciudad
y ya no queda risa que no sea una rueda de fuego
los llantos borraron el recato de las mujeres
con hojas de hiedra con el resplandor de los muertos
silencio hermana de leche silencio ante la muerte
silencio hecho de silencio en la cuna de los brazos
por todas partes el vacío de la mirada que nadie conoce
la ternura gira en círculo alrededor de un bloque de labios
así fue el destino del hombre lo vi más pálido
en el ocaso del día como un fruto caído en tierra
y mezclé mi voz con las llamas dispersas y duras
de las que aliento tras al aliento se alzaba en la sombra
un muro para proteger el silencio de mármol
llegando pastores de blancos rebaños de signos eternos
viejo acurrucados en las lenguas de los surcos
niños ebrios de mar
el amor y la belleza como granos de arena
constructores de vergeles de campos visionarios
portadores de paquetes el dolor es ligero
qué importa el dolor cuyo nombre se desconoce
cuando brilla el sentido más que el resplandor de la misma vida
modelado de amor por descabelladas huídas
la tela de araña deja escapar su fruto
constructores de ciudades milenarias
llegados de las libres dimensiones de la marea de los niños
el hombre aún recuerda los pasos de hojas muertas
delante del toro de medianoche azuzando el jaleo de fes violentas
el desprecio en la corola revestida con baldosa
bajo el sello de las ortigas y los trapos primaverales
las nubes cuajadas a contracorriente de los rebaños
y tu plomizo lenguaje ya desnuda el mundo
navío del sol que corta las cortinas de la lluvia
mi fuerza ciega me llevó lejos
hubiera tenido la luz para mí
en la carretera de Joigny abrazado al sol
estoy acaso protegido por una apariencia en movimiento
once años mortales transcurrieron sobre mí
y el brezo no esperó el precio de su ímpetu
no esperó la recompensa de su calma
para significar en la vida las pompas de la renovación
mientras que a rachas descorteza áspera montaña
superé en carrera la inmortalidad de la ilusión
locura de la esperanza en la cima de lo que fue
y que nunca fue nunca acero nunca viento
nada se mueve aullad temas más duros que las esperanzas
las puertas son paredes
deshaceros suaves crestas resbaláos a lo largo de las escarchas
solo hay una transparencia la desnudez del dolor
y tu estás ahí visible en la infancia coronada
la soledad en cada curva
ya no quedan castillos en España
solo los niños arrancan el poder de las pendientes
y los huesos pegados a la tierra de España
precoz que sustituye la dulzura maternal
besé el sillar natal en el límite de la vida
Madrid flor entre las flores eternas
dolor ya nunca tu nombre debería ser pronunciado
asumiste el aspecto salvaje sobre las orillas del ser
de la indignidad del cuchillo en la garganta
que es entonces el canto lastimero
que tiñe de rojo las capas lívidas de los amantes separados
muerte cuyo tiempo se pagó
sierva de la roca hambrienta
vengo de lo alto de fuentes incomprensibles
con diferentes recuerdos parsimoniosos detrás de mí
mojados y verdosos surgidos de un agua miserable
lejana cuya huella racional perdimos
vengo de las maravillosas aguas maravillosas
su tumulto elegía entre el vino y la montaña
por grandes fondos circulaba la conciencia vencida
el orden ya no necesitaba la paz de las cosas
yo bajaba de las alturas de la ausencia de las cosas
entonces de repente se hizo una brecha de luz
la encrucijada de caminos me tomó con la fuerza de sus brazos
con un salto de fiera liberada de las esclavitudes
un puente me atravesó en pleno pecho
una mano delicada trazaba la escritura invisible
y corriendo de uno a otro descubría las luces nocturnas de la amistad
los seres fieles a su primer pasto
son puentes invisibles que unían los pechos
comprendí la existencia humana en su relevancia terrestre
la vaga audacia masticando en las estrellas de sus cabezas
el sufrimiento tácito de los siglos al hombro
y extraviada la extraña melodía como de una flor de montaña
el solitario final que no sabe donde sentar la cabeza
vi la miseria en todas las ventanas
pero el miedo no se rompió contra el muro de silencio
que ya la traición en las fronteras sangrientas
reconocía los límites de sus máscaras
la insaciable sed feroz
traición también sentí en la aversión del hermano
la plaga del olvido se cerró en su puerta
vi la miseria en todas las puertas
vi la vergüenza del hombre hacerse pasar por hombre
vi de cerca la crueldad hecha hombre
la fealdad inexpresable del hombre ante su objetos de presa
enredada en la sequedad de saberse amurallada
vanidad de todas las vanidades
vi la miseria en todas las ventanas
más lejos vi unos ojos claros
ojos claros de constructores de ciudades
constructores de desbordantes ciudades
daban sus vidas y sus muertos como trigo
la sustancia misma de la que resplandeció la carne del hombre
la felicidad venía siempre a florecer en sus manos llenas
cómo creer en la perfección en el quebradizo encaje
traición mentira de la debilidad arenas movedizas
acaso no aparecisteis cuando se alzaba la total confianza
flor ofrecida donde podía descansar la paz en su razón de hierro
mientras ya no había problema en la flor ofrecida
cuando la seguridad parecía flotar
semejante a la pelusilla de la endrina separada de su carne
en el aire quién no habría sido otra cosa que la ternura de hombre a
hombre
como solo pueden respirarla los que se cargaron de poesía sin
desfallecer
sabemos que el animal empuja al hombre en su elección en la raíz
la angustia endurece su piel
mientras va el destino al desastre nosotros lo sabemos muy
intensamente
y sin embargo no dejé de ver construir las virtudes infantiles de ojos
claros venideros
así os vi así vinisteis
así iré a reunirme en el escondite de la cigarra
llegada al alba lo será en la luz
las águilas de las palabras conocen la destrucción del abismo
de donde surge el incendio en la cuna de las canteras
cultivables
otras semillas pueden buscar su comida de arena
en mí mismo siempre brillan unos ojos unos ojos la vívida libertad
del descubrimiento
demasiado tarde dijo una voz sujeta a las fauces de hielo
era ayer apenas hocico florecido por la última frescura
hoy huele a nuevas cosechas
me enseñaste el desdén hacia el candor mi alegría mi alegría de los
muertos
sobre las rodillas llevo sus señales la insolencia del fracaso
y tu siempre estas ahí infancia coronada
la sorpresa en cada curva
así pasan los años, las risas y los arados
pasan los amores su angustia por sobrevivir
pasad fila de animales sin forma
flores bellezas amantes de la tierra
pasad recuerdos muertos al sol de los tamboriles de granizo
que hablan de tristeza que hablan de felicidades
los niños crecieron otros llegan sobre la nieve
a coser paso a paso el amor con la alegría
constructores de ciudades inmemoriales
grandes frondosidades vosotros constructores de verano
rostros radiantes en frentes de plenitud
como frutos intactos a la medida humana
increíbles existencias de los cuatro rincones del mundo
constructores de silencio en el comienzo del mundo
estáis allí cuatro puntos cardinales de la verdad de fuego
transparencias encontradas en las fuentes del romero
y bajo el vestido de fiestas escondite de la cigarra
estas ahí caminas con el bosque humano
con la cadencia de los hechos cuyos dueños somos nosotros
cada cara surgiendo en el recodo del relámpago
soldada a la felicidad que tiene sitio en la memoria
sin embargo hermanas perdidas hermanas esperadas los arándanos
van a los campos a agitar brisas ácidas