TRISTAN TZARA -APOLLINAIRE –

 

 

Los escritos sobre poesía de Tzara, «Las esclusas de la Poesia»  están inéditos  tanto en francés como en castellano, los conocemos gracias a las obras completas a cargo de Henri Behar, factuoso e imprescindible trabajo, editadas por Flammarion , en esta recopilación. Tzara realiza una trabajo de análisis dialéctico y sicoanalítico de la evolución de la poesía francesa, desde Villon hasta Eluard.

Uno de estos escritos dedicado a su gran amigo Guillaume Apollinaire hace referencia al librito de la foto, una de las joyitas de mi modesta biblioteca. Son trascendentales,  éste y otro titulado «Gestos, puntuación y lenguaje poético» porque en ellos razona la desparición de la puntuación en la poesía contemporánea, aunque hayamos vuelto a caer en ella.

Como son ambos muy amplios hoy publico el inicio del dedicado a Guillaume. donde TrIstán ratifica que «SOMBRA DE MI AMOR» -traducido al castellano como Poemas a Lou- es el como primer poemario publicado renunciando a la ayuda de los signos de puntuación, otorgando así al poema de una libertad inusitada, multiplicando el caracter sugestivo del poema y exigiendo al lector na extrema perspicacia, en definitiva enriqueciendo el concepto de poesía.

Guillaume, Tristan…va por ustedes!!!!!!

                                   GUILLAUME APOLLINAIRE

                                   I – LA CONDESA ALONDRA

El resplandor de Guillaume Apollinaire está lejos de debilitarse. Este hombre, este gran poeta que nos había habituado a proezas poco comunes, estuvo animado por un amor tan apasionado por la vida que, veintinueve años después de su muerte, llega a emocionarnos erigiéndose aún entre nosotros y, superando el marco de su muerte corporal, para instalarse en pleno centro de la actualidad literaria de esta época.

Sombra de mi amor, que acaba de publicarse, este libro esperado desde hace treinta años, contiene setenta poemas de amor, la mayor parte inéditos, dirigidos a Lou, la condesa “Alondra”. Poemas de un amor imposible,de un amor que se ejerce contra y a pesar de todo, donde la vida cotidiana del poeta entra en juego, iluminada por el asombro que, sola la realidad circundante suscita en la infinita riqueza de sus posibilidades evocadoras, es la larga historia de una pasión vivida durante la guerra que estalla en cada página de este libro.

Pues infinita es la simplicidad de las cosas por la irradiación universal que las proyecta en nuestras memorias. La presencia de Apollinaire, presencia de objetos y sentimientos, a flor de una sensación inmediata, se impone aquí, poderosa por toda la generosidad de su don de espontaneidad. Ninguna pantalla se interpone entre el hecho y la escritura, entre la sensibilidad y la formulación. A través de las vicisitudes del día, donde la pena y la espera, los peligros y el humor van a su ritmo, Apollinaire aparece en la íntima desnudez de su poderosa personalidad.. Ningún poeta fue más libre en su elección, sus palabras y su expresión. Esta libertad interior no se rechaza de ninguna forma, porque va desde los versos de los aleluyas de un folclore inventado a grandiosas imágenes que sólo un Transeúnte imponente hubiera podido arrojar en el universal desorden de la poesía. (Pienso en el verso “las vacas del poniente mugen todas sus rosas”.) Es útil recordar esta audacia poética de 1914-1915, hoy cuando algunos se hacen sus apóstoles se aferran a su mezquina mentalidad, cuando no se dejan encerrar en las cajas de jabón de los sistemas que huelen a moho.

La armonía de los versos de Apollinaire no es la de una música auditiva; reside en el encadenamiento interno de las imágenes y en el tono del discurso cuyo secreto posee. Jamás poeta alguno fue más consciente de la novedad dentro de todos los sorprendentes aspectos del mundo moderno. Y además, ninguno fue menos sistemático. De ahí esa riqueza de las repercusiones inesperadas y la actualidad de Apollinaire.

Si el poema Yendo a buscar los obuses tiene la grandeza del Cántico de los cánticos, El Amor, el desdén y la Esperanza, Las Atentas, ¿y yo qué sé? muchos otros, se sitúan en lo sucesivo entre los más hermosos poemas de Apollinaire. Y esto no es decir poco….

Los amigos de Apollinaire que conocían el cuidado que ponía en la elaboración de sus libros estarán sin embargo decepcionados por la presentación de la presente edición. Los fallos de impresión y la defectuosa transcripción de los versos hubieran podido ser evitados fácilmente. El editor nos previene que ha seguido escrupulosamente el manuscrito original. Ese es precisamente el reproche que le hacemos. Es sabido que el problema de la puntuación en poesía preocupó a Apollinaire en grado sumo. (Ver la carta de Julio de 1913 a Henri Matisse publicada por André Rouveyre en El Divan, 1938. Siguiendo a Mallarmé, esta supresión de los signos de puntuación en la poesía tuvo sobre los poetas modernos que retomaron su uso una influencia determinante, porque, a partir de la nueva estructura del verso que implicaba, el mismo concepto de poesía se encontró profundamente modificado. Si André Rouveyre tuvo en cuenta muy precisamente esta particularidad en la transcripción de los poemas de Sombra de mi amor, en su Apollinaire (aunque las rupturas de algunos versos no sean siempre conformes a su sentido), es lamentable que el editor de Ginebra no los haya tenido en cuenta.

Situado cronológicamente entre Alcoholes y los Caligramas de los que forma parte, esta recopilación debería haber sido impresa como Apollinaire lo hubo hecho, es decir sin puntuación. Las galeradas corregidas de Alcoholes que tengo en mis mano son solamente su prueba suplementaria.*

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